Tus subpersonalidades te están traicionando
En un artículo reciente expliqué como todos somos actores o actrices interpretando un papel en la película que representa nuestra vida como una experiencia de aprendizaje, y este personaje es nuestro Ego, que también asume el rol de guionista y director de la película.
Es necesario recalcar, y así lo hice, que con frecuencia interpretamos un papel equivocado o que nos desmerece, lo cual disminuye en gran medida nuestras posibilidades de éxito, entendidas como implementar el 100% de nuestro potencial para alcanzar nuestros objetivos más anhelados y desafiantes. Si no has leído este post, haz click aquí:
Tú puedes creer, por ejemplo, que eres como al valiente y astuto capitán Jack Sparrow, orgulloso y seguro de ti mismo en lo alto de un mástil, oteando el horizonte en busca de un preciado botín que está a punto de caer en tus manos…
Pero en esta metáfora no estás solo, sino acompañado de una tripulación de piratas, algunos de ellos tan valientes como tú, otros aún más astutos, despiadados, o más bien cobardes o traicioneros; pueden ser muchos más de los que crees y cada uno de ellos tiene su propia forma de ser y sus propios intereses particulares, no necesariamente coincidentes con los tuyos: Son tus subpersonalidades.
Como su propio nombre indica, las subpersonalidades son personalidades de segundo orden, en principio subordinadas a la personalidad principal, que han ido surgiendo a lo largo de tu experiencia de vida para hacer frente a situaciones o desafíos específicos de la manera más eficiente y resolutiva posible; esto quiere decir que -en teoría- han de ser funcionales y útiles para el propósito general de adaptarnos de la manera más eficaz posible para superar todos los obstáculos que surgen en nuestro camino.
Pero aquí es precisamente donde empiezan los problemas… Porque la teoría es una cosa y la práctica muchas veces otra muy diferente y alejada de la realidad planeada; cuando el Ego no está alineado con el Alma, o sea, cuando el personaje no está al servicio y no es un fiel y adecuado reflejo del actor, el primero va por libre y busca satisfacer sus propios intereses, y en este propósito le secundan los actores secundarios que forman el resto del reparto que interviene en la película como parte del conjunto de la personalidad, buscando igualmente sus propios intereses…
En este escenario, tan desafortunado como común en nuestra sociedad, el Actor queda totalmente fuera de la escena y del plató, y ha de conformarse con hacer de mero espectador del rodaje de una película donde ya no participa y que nadie sabe como va a acabar.
Llegados a este punto del guión las subpersonalidades y la propia personalidad se convierten en el equivalente a una tropa de soldados que al mando de un oficial corrupto desertan para convertirse en auténticos bandidos.
A partir de este momento, que para la mayoría de las personas se da en la mediana infancia, alrededor de los 7-8 años de edad, las subpersonalidades y el propio Ego van ganando poder, siendo cada vez más independientes del legítimo protagonista de la historia, el Actor o Alma de la persona, hasta que le expulsan a un rincón oscuro donde no tiene voz ni voto en su propia vida mientras ellas se convierten en parásitos de su anfitrión.
En este artículo lo explico en profundidad:
Solo hay un modo de evitar sufrir este problema y sus consecuencias, o bien de solucionarlo si se ha presentado en tu vida, y te lo comparto en una sencilla pero contundente frase metafórica que es parte de los insights que tuve en un trabajo de introspección y toma de conciencia que realicé en una ocasión:
“El capitán ha de estar siempre en el puente.
Cuando lo abandona otro viene y ocupa su lugar
alejando a la nave de su mejor rumbo.
El capitán es el alma.”
Esto se llama estar presente y se hace viviendo el mayor tiempo posible desde el estado de Observador. ¡Te lo explico en el próximo artículo!
Alejandro del Roble
Coach y Mentor del Camino del Héroe
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