Cómo destruimos nuestras oportunidades de lograr el éxito
¿Cuántas veces has fallado tu objetivo a lo largo de tu carrera profesional? ¿Te has preguntado por qué has obtenido ese resultado no deseado (en Coaching no hablamos nunca de fracasos)? ¿Por qué algunas personas alcanzan -con aparente facilidad- todos aquellos objetivos que se proponen, mientras que tú obtienes resultados no deseados con tanta frecuencia?
Muchas veces nos sentimos suficientemente preparados para lograr los objetivos que nos proponemos por propia iniciativa o que nos son asignados; sin embargo, a la hora de la verdad, nos quedamos a las puertas de conseguirlos, o solamente lo logramos en parte, lo cual puede ser muy frustrante y negativo para nuestra confianza en nosotros mismos y también menoscaba la valoración que en la empresa se hace respecto de nuestra capacidad para alcanzar objetivos de trabajo.
¿Estás realmente interesado en conocer las causas de este problema e igualmente comprometido en solucionarlo de una vez para siempre? Si es así, aquí tienes las 3 causas fundamentales:
- No tener un objetivo claro, específico y válido. En otras palabras, ¡no tener un objetivo SMARTER!
- No estar enfocado, ni en el estado emocional adecuado para poder definir y alcanzar un objetivo válido.
- Tener conflictos internos no resueltos, que inevitablemente están afectando negativamente la calidad de nuestro trabajo.
A continuación vamos a profundizar en cada una de las causas y su solución. En primer lugar, no tener un objetivo claro, específico y válido: Demasiadas personas, tanto en su vida personal como profesional, saben lo que no quieren, pero no saben lo que realmente sí desean conseguir. ¡Y esto es un inconveniente para establecer y alcanzar objetivos que nos lleven al éxito!
La solución es trabajar únicamente con objetivos SMARTER, o sea, específicos, medibles, alcanzables, realistas, situados en el tiempo, ecológicos, y recompensantes.
Así es como trabajamos en Coaching, ¡y obtenemos resultados sí o sí!
Te invito a leer este artículo para conocer a fondo los objetivos SMARTER:
En segundo lugar, no estar enfocados ni en el estado emocional adecuado para poder definir y alcanzar un objetivo válido; El foco es un elemento fundamental a la hora de diseñar y alcanzar cualquier meta que nos propongamos en la vida.
Como un arquero que pone su ojo en la diana -y donde pone el ojo pone la flecha- así una mente enfocada en un objetivo claro, específico y válido nos va a colocar en la dirección adecuada para alcanzarlo, porque nuestra mente -correctamente enfocada- es inmensamente poderosa y está suficientemente capacitada como para hacer realidad todo aquello que realmente deseamos. ¡Y ha sido comprobado una y otra vez!
El foco adecuado nos lleva a conseguir el estado emocional ideal para materializar nuestra idea, plan, o propósito.
Se trata de hacerlo con pasión, creyendo al 100% en nosotros mismos y en nuestras capacidades. ¡Creer es crear!
El pensamiento enfocado el objetivo es nuestro GPS, y la pasión nuestro combustible para impulsarnos hasta llegar a la meta que deseamos.
En último lugar, -¡y este es el reto más difícil de superar y también la causa de la mayoría de los resultados no deseados!- es resolver nuestros conflictos internos.
¿A qué me refiero con conflictos internos? La psique humana es prodigiosa, pero también compleja y en muchas ocasiones imprevisible, porque no operan en ella una sola voluntad ni una sola inteligencia o motivaciones, sino varias, cada una de ellas con sus propios intereses; somos un actor -ser interior, espíritu o alma- representando un papel, es decir, nuestro personaje o Ego, y existe también una parte de la nuestra mente que funciona de manera inconsciente, es decir, de modo automático.
El balance de actividad total de nuestra psique se reparte, según los diversos estudios llevados a cabo hasta el día de hoy, aproximadamente en un 10% por parte de la mente consciente o Ego, y el 90% restante desde la mente inconsciente.
Por otra parte, dentro de nuestra mente inconsciente albergamos una sombra, o conjunto de rasgos de carácter, patrones de conducta, cualidades y capacidades que no queremos reconocer en nosotros, y que desde nuestra infancia hemos aprendido a ignorar y reprimir, o sea, a ocultarlas ante nosotros mismos y las demás personas.
Este otro yo, porque también somos nosotros, intenta manifestarse constantemente en nuestra vida cotidiana para hacerse visible y que la reconozcamos como parte legítima de nuestra personalidad, y lo hace de un modo que generalmente causa problemas en nuestro trabajo y relaciones con el entorno.
Además, dentro de la sombra existe una parte especialmente destructiva, cuya motivación no es hacerse evidente, sino alimentarse de las emociones negativas generadas en las situaciones conflictivas que ella misma provoca, aprovechando nuestro desconocimiento respecto de su existencia y motivaciones.
Es el destructor en la sombra o adversario interior. El psicólogo suizo Carl Gustav Jung, describió muy bien este fenómeno:
“Cada uno de nosotros proyecta una sombra tanto más oscura y compacta, cuanto menos presente se halle en nuestra vida consciente. Esta sombra constituye, a todos los efectos, un impedimento inconsciente que malogra nuestra mejores intenciones.”
Puedes saber más acerca de este reto y cómo enfrentarlo con éxito, leyendo el siguiente artículo:
No ser consciente de este conflicto interior que todos los seres humanos acarreamos nos cierra la puerta a toda oportunidad para resolverlo, y la consecuencia es limitar en gran medida nuestras posibilidades de alcanzar los objetivos que nos proponemos en la vida, tanto a nivel personal como profesional, porque una parte importante de nuestro potencial trabaja en contra de nuestros intereses.
Muy bien, ahora ya conoces las 3 causas fundamentales de tus resultados no deseados, y también las 3 soluciones básicas. ¡Ahora ponlas en práctica y obtén los resultados que sí deseas! Porque te mereces el mayor de los éxitos en tu vida y en tu carrera profesional.
Manuel Marques Robles
Coach y Mentor del Camino del Héroe
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