Verdades, medias verdades, y mentiras sobre emprender
Con este artículo comenzamos una pequeña serie dedicada al emprendimiento. Hoy en día, en el presente contexto de crisis económica y de valores, son muchos los profesionales que tras una larga y aparentemente satisfactoria carrera en el mundo de la PYME y de la gran empresa, se plantean emprender su propio negocio para poner en práctica sus mejores talentos y capacidades, logrando la satisfacción personal que no a logrado en su carrera como trabajador por cuenta ajena, y alcanzando un auténtico éxito profesional. La ecuación sería la siguiente:
Emprender = Talento + Pasión + Coherencia con sus Valores
→Producto y/o Servicio = Éxito
(Realización del 100% del potencial = Realización personal y profesional)
La decisión de emprender nos brinda una gran libertad a la hora de enfocar nuestra actividad profesional, porque el qué, el cómo y el cuándo dependen exclusivamente de nosotros, y no de las decisiones de un jefe o de un consejo de administración. En palabras del Coach y escritor Gregory Cajina:
“Emprender no tiene que ver simplemente con ganar dinero. Es una declaración de independencia, la más importante de tu vida.”
Sin embargo, no es oro todo lo que reluce, y el presente contexto de crisis, con la quiebra de numerosas PYMES, la falta de crédito bancario, los interminables ERE´s, y la pérdida de puestos de trabajo junto con la rebaja en las condiciones laborales -trabajar más horas por menos sueldo y prestaciones- están empujando a muchos profesionales a emprender como una solución para alcanzar no solamente un verdadero éxito profesional sino también para tener un mínimo control sobre sus condiciones de vida, siendo ellos sus propios jefes.
Con todas sus ventajas, el emprendimiento tiene también grandes desventajas, o dicho con mayor propiedad, grandes riesgos… Podemos perder todo lo invertido, tiempo, dinero e ilusión y terminar peor que al principio.
Durante los primeros años se impone una siembra cuidadosa y constante, a la espera de ver los primeros frutos -de los cuales no tenemos ninguna garantía- y esta labor puede llegar a sentirse como muy ingrata.
El emprendedor va a estar solo durante mucho tiempo, esto es inevitable, pues muchos de sus allegados le darán la espalda, y el mercado, por otra parte, es poco receptivo a las nuevas ideas y los talentos desconocidos.
Son necesarios tiempo, inteligencia y un trabajo muy metódico para superar las barreras de la desconfianza de las personas ante las nuevas ideas, porque esta actitud es parte de un mecanismo instintivo de defensa ante lo desconocido.
Mientras tanto, una gran industria ha nacido en torno al emprendimiento, y hay quienes incluso se atreven a hablar de la burbuja del emprendimiento. Está claro que no todo el monte es orégano, y siguiendo con el refranero popular, aquí hay un río muy revuelto y mucha ganancia para pescadores sin escrúpulos. ¡Cuidado con no ahogarnos en este río tan revuelto!
Como los cantos de las bellas -pero letales- sirenas que hechizaban y mataban a todo marinero que las escuchara (y por ello Ulises ordenó a sus hombres atarle al mástil de su barco, taparse los oídos y no dejar de remar hasta dejarlas atrás) así resuenan en nuestros oídos y en las pantallas de TV y de nuestro ordenadores, las bellas pero engañosas promesas de fortuna y felicidad gracias a las maravillas del emprendimiento.
Un caso paradigmático fue la fiebre del oro en la California de mediados del siglo XIX; unas pepitas de oro fueron descubiertas en un río, y de repente, proclamado el hallazgo al resto del mundo, miles de personas cruzaron océanos para llegar a los Estados Unidos, y desde allí dirigirse a California atravesando el país cruzando territorios salvajes e infestados de toda clase de animales y de tribus de indios hostiles, o de nuevo tomando un barco y rodeando el continente americano -no existía aun el canal de Panamá- por el peligroso y traicionero estrecho de Magallanes. Todo para llegar a la tierra que prometía fortuna a todos los audaces que se atrevieran a ir hasta allí a buscarla.
Y efectivamente, unos pocos mineros encontraron una veta y se hicieron ricos, pero la mayoría trabajaron sin descanso ni resultados para enriquecer a los propietarios de concesiones y los vendedores de equipos para trabajar en las minas… Al final, la fortuna de California fue a parar a las manos que menos trabajaron y a las mentes más astutas, y parece que aun no hemos aprendido la lección, puesto que la estamos repitiendo en este principio del siglo XXI.
¿Cuáles son las mentiras y medias verdades en esta historia? Aquí van las más importantes y peligrosas:
- Para emprender solo necesitas una buena idea
- Todo es cuestión, ante todo, de ponerle pasión y entusiasmo
- El mundo espera con ganas conocer tu producto o servicio para comprarlo con gusto
- En poco tiempo, un año o dos a lo sumo, habrás triunfado
- Todos estamos llamados a ser emprendedores, ¡hay sitio para todos!
- El trabajo por cuenta ajena está muerto y enterrado…
- Puedes hacer esto tú solo, ¡échale ganas y cree en ti mismo!
- La experiencia es barata, se paga poco por ella
- Si finalmente fracasas como emprendedor es porque eres tonto, te lo mereces.
Podríamos poner muchas más, pero con esta lista tenemos para hacernos una idea.
Para poner las cosas en su sitio, aquí va esta misma lista pero con la verdad por delante, subrayada:
- Para emprender necesitas no solo una buena idea, sino una estrategia adecuada para ponerla en práctica y hacerla rentable
- Es cuestión de método, pasión, entusiasmo, mente fría, mucha inteligencia y capacidad de aprender de los errores -tanto propios como ajenos- y resiliencia
- El mundo te observará con curiosidad y/o desconfianza; habrás de aprender a ganarte su respeto, confianza y lealtad
- Necesitarás un mínimo de 2 o 3 años; piensa mejor en 5 a 8 años para sentir que lo estás consiguiendo
- No todos estamos llamados a ser emprendedores; hay quien emprende por vocación y quien lo hace por obligación de sobrevivir, pero en cualquier caso hay que tener temple y cualidades específicas como persona para conseguirlo, o estar dispuesto a trabajar sobre uno mismo para desarrollarlas
- El trabajo por cuenta ajena ha dejado de tener garantía de por vida; ahora son en su mayoría ofertas de trabajo para llevar a cabo proyectos específicos y hasta su conclusión
- Nadie puede hacer esto en solitario, es necesario asociarse y trabajar en sinergia; llegarás más lejos, con mejores resultados y menos trabajo y sacrificios
- La experiencia -cuando no se tiene en el mundo de los negocios- es cara, y se paga un precio muy alto por ella
- No hay fracasos, solo aprendizajes, y has de estar dispuesto a asumirlos y seguir adelante
Bien, ahora ya tienes un poco de información correctamente contrastada y verificada para emprender con posibilidades de éxito, ideas claras y sin engaños.
Manuel Marques Robles
Coach y Mentor del Camino del Héroe
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